En su tercer larga duración Hielo Rojo es donde encontramos un Casal estéticamente más flojo, hay un exceso de peluquería en detrimento de la sustancia. Los excesos de granadina se pagan caros. De cualquier manera los colores exaltados y chillones que ahora y siempre emplea nos recuerdan los de la psicodelia. Hay en toda su obra y especialmente en la plástica un delirio colorista, una riqueza y movilidad en las formas que recuerdan los efectos de ciertas sustancias sobre el cerebro. La iluminación brillante y las lineas describiendo ondas y espirales construyen extrañas formas orgánicas.

Este preciosismo estético corresponde a esa necesidad de crear un mundo a su alrededor de la que hablábamos al principio, lo que le llevaba a controlar todos los aspectos de su imagen llegando él mismo a diseñar el vestuario de los músicos que le acompañaban en las actuaciones, auténticas representaciones en las que recreaba su propio escenario. En todo momento se muestra muy astuto a la hora de aprovechar todas las posibilidades visuales de su música. Esto le lleva a alejarse de la realidad sustituyéndola por un mundo creado por él mismo donde la imagen es la reina: cuando se le pregunta en alguna entrevista el por qué de muchas de estas actitudes la respuesta es siempre la misma "porque sí" y es que, efectivamente, tampoco hay que buscarle demasiada trascendencia.

Portada del LP Hielo RojoContraportada del LP Hielo Rojo

PAGINA ANTERIOR // PAGINA SIGUIENTE
INDICE // PAGINA PRINCIPAL