Es en 1983 y con Embrujada cuando Casal lanza su mejor vídeo para promocionar una de sus mejores canciones. El por entonces raquítico mercado del pop español no podía permitirse el lujo del vídeo-clip, con lo que las producciones eran escasas y algo pobres. En cualquier caso el torbellino imparable de imágenes de Embrujada resulta enormemente atractivo. El derroche de imágenes, objetos y vestuario que constituye el mundo de Casal encuentra en el lenguaje cinematográfico su soporte ideal. La década de los ochenta y su culto a la imagen encuentra en el clip un medio de expresión ideal; estábamos todavía en los momentos en los que estas pequeñas narraciones nos llegaban a sorprender, habría que esperar poco para caer en la monótona y en la repetición de clichés en la que degeneraría la producción videográfica en años posteriores.
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