EL ARTE DE TINO CASAL. LA PINTURA.
Desde muy joven Tino Casal sintió la llamada del arte. Ya en Tudela Veguin combinaba la faceta musical con a pictórica que le lleva a matricularse en Artes y oficios de Oviedo, lo que significó una toma de contacto con el mundo académico y donde aprendió la técnica.
No obstante, con apenas 15 años Casal nos sorprende con curiosas composiciones de flores pintadas sobre cristal, temática que desarrollará muchos años después, cuando se encuentra convaleciente de su larga y penosa enfermedad quizá en un deseo consciente de tomar un punto de referencia con el pasado, de romper con el presente y volver a retomar de nuevo la pintura, pero esta vez con más seriedad y disciplina.
Los años 60 no son demasiado interesantes desde el punto de vista artístico la lucha por despuntar en el campo musical le lleva a relegar su faceta pictórica a un segundo término. De estos años conocemos dos marinas y un bodegón, realizados en torno a 1965 y ejecutados con una técnica tradicional propia de "escuela". Son paisajes aprendidos o copiados, de detalles naturalistas pintados con ternura y composiciones formalistas que buscan la armonía y el equilibrio, nada coloristas e impregnados dc una paleta terrosa que mantiene en la década siguiente.
Las obras de los 70 siguen siendo fundamentalmente figurativas y nos muestran una mayor preocupación por reflejar una personalidad llena de tensión. Si comparamos los tres retratos femeninos ejecutados durante estos años, observamos que en dos de ellos (uno realizado con técnica mixta sobre tabla y sin fechar, y otro, un ojeo sobre papel fechado en 1971) revelan los secretos de una fisonomía espiritual donde el color es menos importante que el sensitivo trazado de a línea sobre la superficie pintada.
Sin embargo, el retrato realizado en 1977 que creemos que representa a Fabio McNamara denota una nueva sensibilidad plástica, pues descubrimos ciertos resabios estéticos que entroncan con el pop, pero carecen de consistencia teórica y de continuidad plástica.
En la década siguiente Casal toma contacto con el pop de manera más clara, al menos desde un punto de vista estético y vivencial. Algunas de sus obras fechadas en los 80 revelan cierta influencia de la iconografía Heavy y Rock and Roll, como demuestra un hermoso lienzo que representa un ala blanca sobre fondo neutro negro (1980), pero a finales de la década su arte experimenta un cambio sustancial, quizá por la influencia de Fabio McNamara con quien colabora en la elaboración de algunos cuadros, entre los que destacamos un retrato de mujer (1989) de arremolinadas pinceladas y colores estridentes o su "Autorretrato" elaborado entre 1989-1990 donde la identificación entre representación y realidad se exagera, convirtiéndose en doble sentido ambivalente que expresa, por un lado, un posible refinamiento estético influido por la iconografía hard-core-pop y, por otro, un documento satírico-provocativo de una metamorfosis vital.
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